Un artículo que alguien me alcanzó a mi correo, señala que cada vez más, en el mundo de estudiosos, la tecnología se instala como herramienta pedagógica. En el ámbito universitario ya es indispensable tanto como otrora lo fuera la tiza y el pizarrón.
Como docentes, debemos instalar el concepto para que vaya formándose la correspondiente «configuración mental» en nuestro mundo.
Transcribo el artículo que menciono:
Aprendamos a enseñar con tecnología
Hoy día, en las aulas de la Universidad se hace en general poco uso de la tecnología como herramienta didáctica. Pero lo peor quizá es que cuando se emplea, a menudo se usa mal. Los profesores universitarios siguen apegados a viejos modelos pedagógicos, donde la forma convencional de enseñar, incluso cuando recurren al apoyo de presentaciones informáticas, es la clase magistral (y entiéndase el adjetivo en su acepción más prosaica: un señor que explica mientras sus alumnos se limitan a oír y, si hay suerte, a escuchar). No cabe duda de que cuando un profesor es además maestro, esa forma de dar clase basta y sobra. Sin embargo, como no hay tantos maestros como se quisiera, a los profesores cada vez nos resulta más imprescindible aprovechar los recursos técnicos que facilitan una enseñanza más activa, eficaz e interesante. Y los hay.
En los últimos años nos hemos beneficiado de una avalancha de tecnologías que nos permiten revitalizar los métodos de enseñanza. Hoy las universidades pueden dotar a sus aulas de dispositivos audiovisuales, pizarras interactivas y sistemas digitales de todo tipo. Las clases, además, pueden extenderse más allá del horario lectivo gracias a los sistemas de intranet, los blogs educativos o las bibliotecas virtuales. Existe, en suma, un sinfín de tecnologías que permiten enseñar mejor, siempre que se parta de la premisa de que el profesor ha de tener “algo que decir”. La tecnología no debe emplearse como una máscara de la incompetencia, sino como un refuerzo de la excelencia.
Ahora que el sistema universitario español ultima sus reformas con vistas a su adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior, es imprescindible que los profesores reflexionen sobre qué herramientas tecnológicas deben utilizar para la mejora de su docencia. Esta reflexión debe ir acompañada de inversión económica y apoyo de las instituciones, sin duda. Pero quizá más importante que ese apoyo sea un ingrediente personal previo: la voluntad.
como apoyo al reportaje Un sistema universitario analógico en plena era digital